Desde la izquierda, Hermana Eunjung Kim (hija), Hermano Hwansang Kim, Diaconisa mayor Sungsim Hong (esposa) y Hermano Joonyoung Kim (hijo).
Hermano Hwansang Kim (Zona 1-9, Misión de Hombres 3-3)

Había prometido que iría a la iglesia con mi esposa antes de casarnos, pero rompí esa promesa con la excusa de estar muy ocupado tras haber sido un seguidor de Confucio. Veinte y tres años después, finalmente regresé a la iglesia por la gracia de Dios. Hubo algunas cosas que me hicieron cambiar.
En agosto de 2012, mi hijo Joonyoung fue dado de baja del ejército y se preparaba para regresar a la escuela. Me di cuenta de que él había cambiado mucho; había dejado de beber y de salir con sus amigos hasta tarde en la noche. Ahora estaba enfocado en estudiar. Además se equipaba con la Palabra de Dios cada vez que podía y oraba en la iglesia cada noche.
En noviembre de 2012 él me sugirió que le permitiera tener servicios en la casa. Le dije que sí inmediatamente porque me alegraba ver sus cambios. Excepto por un día en el que tuvimos una ocasión especial, hicimos los servicios todos los viernes.
A principios del 2013, mi esposa, la Diaconisa mayor Sungsim Hong y mi hija, Eunjung, dijeron que habían estado orando por mi salvación. En ese momento mi corazón se sintió satisfecho. Desde que nos casamos, aunque yo había sido un hombre obstinado y temperamental, mi esposa trató de escucharme y servirme.
Al ver los cambios en mi hijo y al escuchar que mi esposa e hija oraban, decidí asistir a la iglesia. Comencé a estudiar la Biblia porque pensé que debía hacerlo por lo menos una vez ya que iba a ir a la iglesia por primera vez después de 23 años, así que designé un tiempo de tres meses para prepararme para ir a la iglesia.
Me levantaba temprano cada mañana y estudiaba la Biblia. Le dije a mi familia que iría a la iglesia el primer domingo de abril. Mi esposa me sugirió con gozo que fuera a la iglesia desde el 31 de marzo ya que era el Domingo de Pascua.
A las 4h00 del 31 de marzo de 2013, estaba a punto de leer la Biblia, pero no encontraba mis anteojos. Los había dejado en mi oficina. Yo no podía leer la Biblia sin mis anteojos para lectura. Justo antes de casi cerrar la Biblia, vi las letras en ella. Podía verlas claramente y se hacían más claras poco a poco hasta que se aclararon por completo. ¡Fue impresionante!
Luego fui a la iglesia para asistir al Servicio Dominical Matutino. A las 15h00 también asistí al Servicio Dominical Vespertino y a la Santa Cena a petición de los miembros de mi familia. Durante el servicio experimenté algo sorprendente. Mientras el Pastor Principal Dr. Jaerock Lee oraba por los enfermos luego de predicar, mi corazón comenzó a sentirse caliente.
Cuando recibí el pan y lo comí en la Santa Cena, un pensamiento se cruzó por mi mente: “¿Estoy comiendo el cuerpo de Jesús?” De repente mi cuerpo quemaba y las lágrimas caían por mi rostro sin parar. Lloré mucho por primera vez en mi vida, con mi rostro sumergido en un pañuelo.
Luego comprendí que mi arrepentimiento había sido completo y que el Espíritu Santo había descendido sobre mí como fuego. Luego de esto dejé de beber y fumar y escuché los sermones del Dr. Lee en la página electrónica de la iglesia (www.manmin.org). Ahora camino con la meta de levantarme sobre la roca de la fe y de sumergirme en el espíritu y Espíritu Completo.
Yo no había hecho nada por mi familia para llevar una mejor vida cristiana, así que desde ahora deseo ayudarles con todo mi corazón. Doy gracias y gloria a mi Padre Dios Todopoderoso, al Señor Jesucristo y al Espíritu Santo.