Yo tenía una enfermedad terminal, pero llegué a estar saludable por la gracia del Señor
Diaconisa Jungsook Lee (61 años. Miembro de la Iglesia Manmin de Gwangjo del este).
Esto ocurrió cuando yo trabajaba en la Escuela Primaria de Mujeong en Damyang, Provincia de Jeonnam. Mis compañeros de trabajo pensaron que lo que yo decía y hacía era un tanto inusual. Ellos me aconsejaron que visitara un médico. Yo había sufrido de nerviosismo por décadas a causa de conflictos familiares. Terminé con una grave neurosis, por lo que no lograba comunicarme con las personas y sufría pérdida de la memoria.
Yo llevaba una vida con tiempo limitado debido a un tumor maligno en el cerebro
En abril de 2010 mis colegas y mi hija me obligaron a acudir a un neurocirujano en el Hospital Universitario de Jeonnam. Los resultados mostraban una condición tan grave que el médico quiso ver a mi tutor. Permanecí en la sala de emergencias del hospital la noche después de la resonancia magnética.
Al día siguiente fue trasladada en ambulancia al Hospital Universitario Hwasun Jeonnam, el cual se especializa en pacientes con cáncer. Ahí fui sometida a varios exámenes. Se trataba de un tumor cerebral maligno, en estado terminal. Es por eso que los médicos se apresuraron a someterme a cirugía y me indicaron que, aun después de la cirugía, quizás me quedaban solo unos cinco o seis meses de vida.
Fui tratada también con medicamentos y radiación. Pero yo perdí mi apetito y mis fuerzas. Esto sobrepasó todas mis esperanzas y con el tiempo me sentía fatigada. Después de casi 50 días me dieron de alta y no tuve otra opción que tomar un permiso de ausencia de mi trabajo en la escuela. Pasé día tras día sufriendo por los efectos secundarios de la cirugía.
El libro Gozando de la Vida Frente a la Muerte me conmovió mucho
Visité la iglesia por primera vez el 2 de enero de 2011 y me llevé una buena impresión. Cierto día recibí el libro del testimonio del Pastor Principal Dr. Jaerock Lee, titulado Gozando de la Vida Frente a la Muerte. Me conmovió su testimonio que decía que él había sido alguien que sufrió varias enfermedades durante siete años y que estuvo a punto de morir, cuando conoció a Dios y recibió sanidad. Este libro me permitió renovar mis esperanzas de una nueva vida y pensé que yo también podía ser sanada.
Resultado de la resonancia magnética antes de la cirugía: tumor cerebral maligno.
Me arrepentía plenamente después de los sermones de cada semana
Con el tiempo, los mensajes del Dr. Lee tocaron mi corazón profundamente. Era algo tan dulce como la miel que destila del panal; yo me sentía identificada con él. Él me ha enseñado la Palabra porque en todos sus caminos él ha sido un ejemplo vivo de ella; sus mensajes se convirtieron en mi meta.
Dos semanas después de haber empezado a asistir a la iglesia, la Pastora Yeonok Chung me visitó y junto a otros obreros empezamos a ofrecer un voto de oración de 21 días. Me esforcé mucho por actuar de acuerdo a lo que había comprendido en los mensajes predicados en el servicio. Me arrepentía por completo por haber odiado a las personas y por quejarme contra ellas. Entonces recibí fortaleza y me sentí mejor después de haber permanecido quieta por un buen tiempo.
Después de recibir la oración obtuve buena salud y felicidad
En febrero de 2011 recibí la oración del Dr. Lee con un corazón palpitante, tras haber orado con todo mi ser. Posteriormente me sentí mejor y mi rostro se iluminó. En el pasado yo no lograba limpiar mi casa ni servir a los huéspedes, ¡pero ahora yo logro limpiar los santuarios! Mientras escuchaba los sermones del Dr. Lee llegué a comprender que la vida cristiana verdadera consiste en asemejarse al Señor. De modo que oré sin cesar y me esforcé mucho para actuar según la Palabra de Dios. Ya que desaparecieron el resentimiento y el odio que antes llenaban mi corazón, poco a poco logré dormir y alimentarme mejor.
Yo estaba convencida de que había sido sanada, así que en marzo de 2012 acudí al hospital para someterme a otra resonancia magnética a fin de darle la gloria a Dios. Los resultados mostraban que había sido sanada por completo y que no había posibilidad de una reaparición de la enfermedad. ¡Aleluya!
Las personas que padecen de la última etapa de un tumor cerebral maligno usualmente no sobreviven por tres años, ni siquiera tras una cirugía. Pero yo estoy recuperando mi salud día tras día.
Agradezco y glorifico a Dios, y a la vez extiendo mi gratitud sincera al Dr. Jaerock Lee quien oró por mí y me ayuda a vivir la vida cristiana verdadera.
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