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| Noticias Manmin   No. 82 | HIT 9142 | DATE 2010-11-14
 
Espero llegar a ser una organista quien sana a muchas personas en espíritu y carne



Diaconisa Sunja Kim (Misión Canaán, Zona 1-5)


En 1982, cuando se fundó la Iglesia Manmin, yo vi a mi padre ser sanado por completo gracias a la oración del Pastor Jaerock Lee. Actualmente mi padre, el Pastor Youngsuk Kim, sirve a la iglesia como Maestro Guía General de la Misión de Pablo. Mientras asistía al servicio de adoración, fue muy conmovida al ver al pianista y a otros músicos ofrecer hermosas ejecuciones a Dios el Padre, por lo que llegué a albergar el sueño de convertirme en un pianista que glorifica a Dios. A la edad de nueve años empecé a aprender a tocar el piano, pero a los 12 tuve que dejar mis estudios debido a la situación financiera de mi familia. Cinco años después, cuando tenía 17 años, pude reiniciar las prácticas de piano otra vez, por la gracia de Dios. Cierto día uno de mis superiores en mi escuela secundaria me recomendó que aprendiera a tocar el órgano. Desde ese entonces llegué a tener un nuevo sueño: convertirme en una organista. Dos años más tarde, en 1997, ingresé a la Escuela de Música Eclesiástica de la Universidad Teológica de Seúl, y me especialicé en órgano.


Empecé a ofrecer recitales por la gracia de Dios en medio de los refinamientos de la fe.

En el año 2001 me gradué y empecé a tocar el órgano durante los servicios de adoración de mi iglesia, la Iglesia Central Manmin. Continuamente sentía que debía mejorar mis destrezas ya que había una limitación en mi práctica personal. Yo deseaba estudiar y aprender, pero las situaciones actuales no me lo permitían. En septiembre de 2007 uno de mis antiguos maestros en la universidad me contactó y obtuve la oportunidad de aprender de él.

Tres meses después, en diciembre de 2007, ofrecí por primera vez un recital de órgano de tubos, y durante los tres años siguientes ofrecí recitales cada año. Como parte de mi preparación para los conciertos y recitales, toda práctica y capacitación permanente estaba siempre seguida de oración. En cuanto a mí, me encontré a mí misma practicando el órgano en todo lo que tuve a bien, y el mismo tipo de vida aplicaba a mi vida de fe. Mi profesor me advirtió diciendo: "Mientras tocas el órgano, no estás escuchando lo que dice la música, sino que estás tratando de hacer que la música siga tus propios pensamientos".

Me arrepentí y llegué a albergar incluso las palabras más cortas que él me enseñaba, y practiqué con más atención. Empecé a esforzarme mucho por interpretar los significados exactos de cada pieza musical y practiqué técnicas de ejecución del órgano. De pronto las notas musicales empezaron a verse diferentes y me sentí como si mis habilidades habían mejorado.

En ocasiones yo deseaba descansar y rendirme, pero me empeñé por renovar mi corazón con oración y me esforcé al máximo hasta asegurarme de haber dado lo mejor de mí. Yo recibí la oración del Pastor Principal en la estación; me recordé a mí misma el propósito de tocar el órgano. El ofrecimiento de mis ejecuciones dignas de glorificar a Dios requerían de mí mucha oración, amor y paciencia. Como resultado de aquellos entrenamientos de paciencia yo ofrecí más recitales y crecí en espíritu.


Mi fe renovada y mi corazón lleno del amor del Señor

En agosto de 2010, mientras me preparaba para el viaje de estudios a Europa, Dios me permitió reflexionar en mi vida pasada y arrepentirme por completo de mis faltas y errores. Entre las cosas por las que me arrepentí está el hecho de no haber abrazado a mi hermano menor durante nuestra niñez, el no haber cultivado mi corazón según la Palabra de Dios que había escuchado por tanto tiempo, y el hecho de no haber orado por mis padres. Sentí de manera muy profunda en mi corazón el amor de Jesús, mi Salvador quien murió en la cruz por mí, una pecadora que no podía ver la cruz, ni al Pastor Principal, sin derramar lágrimas.

Me sentí muy apesadumbrada ante Dios por no haber servido a los niños pequeños y no haber dado gracias sinceras a Dios cuando atravesaba pruebas. La gracia de Dios para mi salvación era tan grande que yo no podía soportar cualquier otra cosa. Más tarde me di cuenta que todo lo que podía hacer para retribuir Su gracia era desechar toda forma de maldad, y desde entonces me esforcé por ofrecer mis oraciones y alabanzas con mi corazón. También ayunaba cuantas veces me era posible cada vez que descubría mis pecados y mi naturaleza pecaminosa. El 17 de julio recibí la oración del Dr. Jaerock Lee para mi viaje a Europa y luego preparé todo para el viaje con éxito.


Deseo de renovar muchas almas por medio de mi ejecución

El viaje de 13 días en los cuatro países europeos (Austria, Italia, Eslovenia y Alemania), el mismo que realicé del 5 al 17 de agosto, constituyó una buena oportunidad para mí para tocar el órgano de tubos en Europa –ciudad natal de la música, así como para estudiar las huellas de muchos músicos famosos en la historia. Al ver el cielo claro y azul, las nubes esponjosas, los lagos hermosos, los árboles y flores, los edificios y palacios elegantes y dignos de elogio, las maravillosas obras de arte, y los magníficos órganos de tubos en las catedrales, mi esperanza por la Nueva Jerusalén se fortalece y estoy ciertamente decidida a entrar en esa ciudad.

Lo más memorable durante este viaje de estudios de 13 días fue el cielo nocturno que vi desde la ventana de una habitación en la cúspide de la casa más alta de Austria. El hermoso paisaje del cielo y los Alpes se desplegó de manera sorprendente. Una gran multitud de estrellas brillantes de varios tamaños y colores parecían caer sobre mí. Sentí como que estaba sola en ese vasto universo y su sublimidad y magnificencia eran indescriptibles. Yo estaba asombrada ante la maravilla del universo, y canté el himno "Cuán grande es Él" sin conocerlo. Observé el cielo de la noche por más de una hora para poner la belleza y el amor de Dios en mi corazón, y fui muy afortunada al ver estrellas en movimiento y estrellas fugaces también.

Cuando toqué el órgano en la Catedral Maribor en Eslovenia, el organista del lugar, así como sus obreros, se me acercaron y dijeron que fue una ejecución maravillosa, y me pidieron que los visitara y tocara el órgano una vez más. Ellos testificaron que al oír mi ejecución con un corazón suplicante, sus cargas y problemas del corazón se habían resuelto. Me sentí animada por sus palabras y experimenté la obra de Dios que sana las almas de los corazones quebrantados por medio de la fragancia de la actuación y la música que agrada a Dios.

Tras completar el viaje de estudios de 13 días, estando en el avión de regreso a casa, vi un arcoíris claro y circular rodeando la sombra del avión, y me llené de un gozo indescriptible. Nunca logro describir la emoción conmovedora de la promesa del Señor estando conmigo por medio de un arcoíris.

Soy aún una persona con deficiencias y no soy una organista excelente. Sin embargo, me doy cuenta cada vez más del amor de Dios el Padre, del Señor Jesucristo y del Pastor Principal, y creo que la forma de retribuir el amor es esforzándome al máximo por santificar mi corazón con la verdad y ofrecer a Dios actuaciones y música que le agraden. Espero compartir este grande amor obtenido gratuitamente con todas las almas que me sea posible. Doy gracias y toda la gloria a Dios y al Señor Jesucristo, y mi gratitud sincera para el Pastor Principal Dr. Jaerock Lee.


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